miércoles, 25 de junio de 2014

La pérdida de la inocencia




Nuevas tecnologías y globalización
La pérdida de la Inocencia

En el, al principio, lento pero sostenido desarrollo, las tecnologías de la comunicación y por ende, de la globalización, han ido formando los paradigmas de la Humanidad.

El lenguaje fue la primera y más importante herramienta para la comunicación humana, porque a través de él, no solamente se comenzaron a generar formas de razonar, sino que surgieron y se transmitieron las primeras tecnologías.
Luego,  fue la invención  de la escritura, la cual permitió la transmisión de forma inalterada de la cultura de un pueblo a través de una generación a otra, pero el arte de leer y escribir estaba celosamente oculto en nuestro mundo occidental, en oscuros y secretos monasterios, donde privilegiados monjes, día tras día, transcribían en preciosos libros, nuestra cultura “occidental y cristiana”.

El compadre Gutenberg, más que el inventor de la imprenta, fue el que desarrolló los tipos movibles y permitió que la imprenta fuera un instrumento versátil y al alcance de muchos.

Una cosa trajo la otra y las ideas comenzaron a propalarse en todas direcciones, mucha más gente se enteró de lo que no sabía y cuando los acontecimientos se salían de su cauce, nunca faltaba un Torquemada, ni una Santa Inquisición, que ponía, de alguna manera, generalmente a sangre y fuego, literalmente hablando, las cosas en su lugar. ” ¿Alguien no está de acuerdo?”,  famosa frase del Cardenal Joseph Ratzinger, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y hoy ex Papa Benedicto XVI.

Luego, en el arranque de lo que sería la vertiginosa carrera de la Sociedad de la Comunicación e Información, siguió la  invención de la telegrafía, al principio alámbrica (1835) y luego la radiotelegrafía (circa 1904), tristemente célebre avance tecnológico, ya que en el naufragio del Titanic, la joya de la Corona del  Imperio Británico, a pesar de estar desarrollada la radiotelegrafía, era considerada mas como una novedad y los radiotelegrafistas no cumplían turnos de 24 hs, por eso el Carpathia, a pesar de estar cerca del Titanic, no recibió el S.O.S. (siglas en Morse de “Save Our Souls”, “Salven nuestras Almas”)

Acto seguido hace su aparición el teléfono, en 1876, erróneamente atribuido a Alexander Graham Bell, pero inventado por Antonio Meucci. De aquí en más y gracias a un conjunto de inventores con el amigo Tomás Alva Edison a la cabeza, se inició otra vertiginosa carrera en las comunicaciones, donde ya no es necesario codificar y decodificar el mensaje, ya que la comunicación ocurre en forma sincrónica.

Y mencionamos un acertado comentario del afamado filósofo alemán de origen austriaco, Hans Magnus Apfelstrudel:

 “Y en ese momento se produce la aparición del fenómeno comunicacional más importante y relevante de la Historia de la Humanidad: El teléfono y la mujer, ya que desde Eva y la Serpiente no se había visto ninguna asociación tan poderosa y efectiva.”

Y ahora, estamos donde estamos y así sin darnos cuenta, las nuevas tecnologías nos han ido invadiendo rápidamente y sus adormecedores efluvios se han apoderado de nuestras vidas.

Por eso es que hablo de la pérdida de la Inocencia, ya nada es privado, ya el Gobierno, al estilo de Un Mundo Feliz de Huxley, sabe todo lo que hacemos y pensamos, donde vivimos, cuanto ganamos, que compramos, en donde, etc. Y no contento con esto, pone a disposición de quien quiera comprarlo la base de datos donde estamos alojados, y las empresas nos bombardean de manera más o menos sutil (Y los gobiernos también) de propaganda, publicidad y sugerencias, eso sin contar que a través de Internet, ya sea por el mero hecho de navegar o de interactuar en las redes sociales ponemos al desnudo la poca privacidad que nos quedaba se puede saber  cuáles son  nuestras inclinaciones sexuales, si somos secuestrables, como y donde, quienes son nuestros seres queridos, y un aterrador etcétera…

¿Y porque pasa todo esto, mejor dicho, por que dejamos que pase todo esto?
Tal vez, una parte de la respuesta esté en estas frases:

Vánitas vanitatum, et ómnia vánitas: ‘vanidad de vanidades y todo vanidad’. (Eclesiastés).

"Señora, ni el mismo Dios podría hundir este barco", respuesta de un camarero en el muelle de Southampton sobre si el Titanic era seguro.

“Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano” W. Goethe.

El Ser Humano posee una faceta eminentemente estúpida y los que saben esto la explotan conscientemente y como dice un  personaje cómico en mi país “si eso no es el fin del mundo, se parece igualito”.
Creo que ha llegado, como dice Paulo Freire, la hora de indignarnos, de hacer que este mundo vuelva a ser lo que era.